martes, julio 09, 2013

El mar

El mar

Antes que el sueño (o el terror) tejiera
mitologías y cosmogonías,
antes que el tiempo se acuñara en días,
el mar, el siempre mar, ya estaba y era.
¿Quién es e mar? ¿ Quién es aquel  violento
y antiguo ser que roe los pilares
de la tierra y es uno y muchos mares
y abismo y resplandor y azar y viento?
Quien lo mira lo ve por vez primera,
siempre. Con el asombro que las cosas
elementales dejan, las hermosas
tardes, la luna, el fuego de una hoguera.
¿quién es el mar? ¿Quién soy? Lo sabré el día
ulterior que sucede a la agonía.

Jorge Luis Borges


Pintura: Faro de Bell Rock, de Joseph Mallord William Turner


sábado, agosto 13, 2011

In Memoriam, de Borges para Alfonso Reyes, 1959

IN MEMORIAM




El vago azar o las precisas leyes

Que rigen este sueño, el universo,

Me permitieron compartir un terso



Trecho del curso con Alfonso Reyes.

Supo bien aquel arte que ninguno

Supo del todo, ni Simbad ni Ulises,



Que es pasar de un país a otros países

Y estar íntegramente en cada uno.

Si la memoria le clavó su flecha



Alguna vez, labró con el violento

Metal del arma el numeroso y lento

Alejandrino o la afligida endecha.



En los trabajos lo asistió la humana

Esperanza y fue lumbre de su vida

Dar con el verso que ya no se olvida



Y renovar la prosa castellana.

Más allá del Myo Cid de paso tardo

Y de la grey que aspira a ser oscura,



Rastreaba la fugaz literatura

Hasta los arrabales del lunfardo.

En los cinco jardines del Marino



Se demoró, pero algo en él había

Inmortal y esencial que prefería

El arduo estudio y el deber divino.



Prefirió, mejor dicho, los jardines

De la meditación, donde Porfirio

Erigió ante las sombras y el delirio



El Árbol del Principio y de los Fines.

Reyes, la indescifrable providencia

Que administra lo pródigo y lo parco



Nos dio a los unos el sector o el arco,

Pero a ti la total circunferencia.

Lo dichoso buscabas o lo triste



Que ocultan frontispicios y renombres:

Como el Dios del Erígena, quisiste

Ser nadie para ser todos los hombres.



Vastos y delicados esplendores

Logró tu estilo, esa precisa rosa,

Y a las guerras de Dios tornó gozosa



La sangre militar de tus mayores.

¿Dónde estará (pregunto) el mexicano?

¿Contemplará con el horror de Edipo



Ante la extraña Esfinge, el Arquetipo

Inmóvil de la Cara o de la Mano?

¿O errará, como Swedenborg quería,



Por un orbe más vívido y complejo

Que el terrenal, que apenas es reflejo

De aquella alta y celeste algarabía?



Si (como los imperios de la laca

Y del ébano enseñan) la memoria

Labra su íntimo Edén, ya hay en la gloria



Otro México y otra Cuernavaca.

Sabe Dios los colores que la suerte

Propone al hombre más allá del día;



Yo ando por estas calles. Todavía

Muy poco se me alcanza de la muerte.

Sólo una cosa sé. Que Alfonso Reyes



(Dondequiera que el mar lo haya arrojado)

Se aplicará dichoso y desvelado

Al otro enigma y a las otras leyes.



Al impar tributemos, al diverso

Las palmas y el clamor de la victoria:

No profane mi lágrima este verso

Que nuestro amor inscribe a su memoria.



de Jorge Luis Borges  para Alfonso  Reyes,  1959      
 
 
http://www.poesi.as/jlb9901.htm

miércoles, julio 27, 2011

Sobre el cuento. Julio Cortázar.

Sobre el cuento




Julio Cortázar

1. El cuento, género poco encasillable



(...) Nadie puede pretender que los cuentos sólo deban escribirse luego de conocer sus leyes. En primer lugar, no hay tales leyes; a lo sumo cabe hablar de puntos de vista, de ciertas constantes que dan una estructura a ese género tan poco encasillable; en segundo lugar, los teóricos y los críticos no tienen por qué ser los cuentistas mismos, y es natural que aquéllos sólo entren en escena cuando exista ya un acervo, un acopio de literatura que permita indagar y esclarecer su desarrollo y sus cualidades.





2. Ajuste del tema a la forma



(...) Los cuentistas inexpertos suelen caer en la ilusión de imaginar que les bastará escribir lisa y llanamente un tema que los ha conmovido, para conmover a su turno a los lectores. Incurren en la ingenuidad de aquél que encuentra bellísimo a su hijo, y da por supuesto que los demás lo ven igualmente bello. Con el tiempo, con los fracasos, el cuentista capaz de superar esa primera etapa ingenua, aprende que en literatura no bastan las buenas intenciones. Descubre que para volver a crear en el lector esa conmoción que lo llevó a él a escribir el cuento, es necesario un oficio de escritor, y que ese oficio consiste, entre otras cosas, en lograr ese clima propio de todo gran cuento, que obliga a seguir leyendo, que atrapa la atención, que aísla al lector de todo lo que lo rodea para después, terminado el cuento, volver a conectarlo con su circunstancia de una manera nueva, enriquecida, más honda o más hermosa. Y la única forma en que puede conseguirse ese secuestro momentáneo del lector es mediante un estilo basado en la intensidad y en la tensión, un estilo en el que los elementos formales y expresivos se ajusten, sin la menor concesión, a la índole del tema, le den su forma visual y auditiva más penetrante y original, lo vuelvan único, inolvidable, lo fijen para siempre en su tiempo y en su ambiente y en su sentido más primordial.





(...) Pienso que el tema comporta necesariamente su forma. Aunque a mí no me gusta hablar de temas; prefiero hablar de bloques. Repentinamente hay un conjunto, un punto de partida. Hice muchos de mis cuentos sin saber cómo iban a terminar, de la misma manera que no sabía lo que había en la popa del barco de Los premios, y eso vale para todo lo que he escrito.



Es lo que me interesa más: guardar esa especie de inocencia -una inocencia muy poco inocente, si usted quiere, porque finalmente soy un veterano de la escritura- como actitud fundamental frente a lo que va a ser escrito.



No sé si usted ha hecho la experiencia, pero hay escritores que proyectan escribir un libro y se lo cuentan a usted en detalle, en un café, todo está listo, todo planteado: cuando lo escriben, generalmente es un mal libro.





3. Brevedad



(...) el cuento contemporáneo se propone como una máquina infalible destinada a cumplir su misión narrativa con la máxima economía de medios; precisamente, la diferencia entre el cuento y lo que los franceses llaman nouvelle y los anglosajones long short story se basa en esa implacable carrera contra el reloj que es un cuento plenamente logrado.





4. Unidad y esfericidad.



(...) Para entender el carácter peculiar del cuento se le suele comparar con la novela, género mucho más popular y sobre el que abundan las preceptivas. Se señala, por ejemplo, que la novela se desarrolla en el papel, y por lo tanto en el tiempo de lectura, sin otro límites que el agotamiento de la materia novelada; por su parte, el cuento parte de la noción de límite, y en primer término de límite físico, al punto que en Francia, cuando un cuento excede de las veinte páginas, toma ya el nombre de nouvelle, género a caballo entre el cuento y la novela propiamente dicha. En este sentido, la novela y el cuento se dejan comparar analógicamente con el cine y la fotografía, en la medida en que en una película es en principio un "orden abierto", novelesco, mientras que una fotografía lograda presupone una ceñida limitación previa, impuesta en parte por el reducido campo que abarca la cámara y por la forma en que el fotógrafo utiliza estéticamente esa limitación. No sé si ustedes han oído hablar de su arte a un fotógrafo profesional; a mí siempre me ha sorprendido el que se exprese tal como podría hacerlo un cuentista en muchos aspectos. Fotógrafos de la calidad de un Cartier-Bresson o de un Brassai definen su arte como una aparente paradoja: la de recortar un fragmento de la realidad, fijándole determinados límites, pero de manera tal que ese recorte actúe como una explosión que abre de par en par una realidad mucho más amplia, como una visión dinámica que trasciende espiritualmente el campo abarcado por la cámara. Mientras en el cine, como en la novela, la captación de esa realidad más amplia y multiforme se logra mediante el desarrollo de elementos parciales, acumulativos, que no excluyen, por supuesto, una síntesis que dé el "clímax" de la obra, en una fotografía o un cuento de gran calidad se procede inversamente, es decir que el fotógrafo o el cuentista se ven precisados a escoger y limitar una imagen o un acaecimiento que sean significativos, que no solamente valgan por sí mismos sino que sean capaces de actuar en el espectador o en el lector como una especie de apertura, de fermento que proyecta la inteligencia y la sensibilidad hacia algo que va mucho más allá de la anécdota visual o literaria contenidas en la foto o en el cuento. Un escritor argentino, muy amigo del boxeo, me decía que en ese combate que se entabla entre un texto apasionante y su lector, la novela gana siempre por puntos, mientras que el cuento debe ganar por knockout. Es cierto, en la medida en que la novela acumula progresivamente sus efectos en el lector, mientras que un buen cuento es incisivo, mordiente, sin cuartel desde las primeras frases. No se entienda esto demasiado literalmente, porque el buen cuentista es un boxeador muy astuto, y muchos de sus golpes iniciales pueden parecer poco eficaces cuando, en realidad, están minando ya las resistencias más sólidas del adversario. Tomen ustedes cualquier gran cuento que prefieran y analicen su primera página. Me sorprendería que encontraran elementos gratuitos, meramente decorativos. El cuentista sabe que no puede proceder acumulativamente, que no tiene por aliado al tiempo; su único recurso es trabajar en profundidad, verticalmente, sea hacia arriba o hacia abajo del espacio literario. Y esto, que así expresado parece una metáfora, expresa sin embargo lo esencial del método. El tiempo del cuento y el espacio del cuento tienen que estar como condensados, sometidos a una alta presión espiritual y formal para provocar esa "apertura" a que me refería antes.



(...) Cada vez que me ha tocado revisar la traducción de uno de mis relatos (o intentar la de otros autores, como alguna vez con Poe) he sentido hasta qué punto la eficacia y el sentido del cuento dependían de esos valores que dan su carácter específico al poema y también al jazz: la tensión, el ritmo, la pulsación interna, lo imprevisto dentro de parámetros previstos, esa libertad fatal que no admite alteración sin una pérdida irrestañable. Los cuentos de esta especie se incorporan como cicatrices indelebles a todo lector que los merezca: son criaturas vivientes, organismos completos, ciclos cerrados, y respiran.



(...) -¿Cómo se le presenta hoy la idea de un cuento?



-Igual que hace cuarenta años; en eso no he cambiado ni un ápice. De pronto a mí me invade eso que yo llamo una "situación", es decir que yo sé que algo me va a dar un cuento. Hace poco, en julio de este año, vi en Londres unos pósters de Glenda Jackson -una actriz que amo mucho- y bruscamente tuve el título de un cuento: "Queremos tanto a Glenda Jackson". No tenía más que el título y al mismo tiempo el cuento ya estaba, yo sabía en líneas generales lo que iba a pasar y lo escribí inmediatamente después. Cuando eso me cae encima y yo sé que voy a escribir un cuento, tengo hoy, como tenía hace cuarenta años, el mismo temblor de alegría, como una especie de amor; la idea de que va a nacer una cosa que yo espero que va a estar bien.



-¿Qué concepto tiene del cuento?



-Muy severo: alguna vez lo he comparado con una esfera; es algo que tiene un ciclo perfecto e implacable; algo que empieza y termina satisfactoriamente como la esfera en que ninguna molécula puede estar fuera de sus límites precisos.





5. El ritmo



(...) Cuando escribo percibo el ritmo de lo que estoy narrando, pero eso viene dentro de una pulsión. Cuando siento que ese ritmo cesa y que la frase entra en un terreno que podríamos llamar prosaico, me cuenta que tomo por un falsa ruta y me detengo. Sé que he fracasado. Eso se nota sobre todo en el final de mis cuentos, el final es siempre una frase larga o una acumulación de frases largas que tienen un ritmo perceptible si se las lee en voz alta. A mis traductores les exijo que vigilen ese ritmo, que hallen el equivalente porque sin él, aunque estén las ideas y el sentido, el cuento se me viene abajo.





6. Intensidad



(...) Basta preguntarse por qué un determinado cuento es malo. No es malo por el tema, porque en literatura no hay temas buenos ni temas malos, hay solamente un buen o un mal tratamiento del tema. Tampoco es malo porque los personajes carecen de interés, ya que hasta una piedra es interesante cuando de ella se ocupan un Henry James o un Franz Kafka. Un cuento es malo cuando se lo escribe sin esa tensión que debe manifestarse desde las primeras palabras o las primeras escenas. Y así podemos adelantar ya que las nociones de significación, de intensidad y de tensión han de permitirnos, como se verá, acercarnos mejor a la estructura misma del cuento.





7. Objetivación del tema



(...) Un verso admirable de Pablo Neruda: "Mis criaturas nacen de un largo rechazo", me parece la mejor definición de un proceso en el que escribir es de alguna manera exorcizar, rechazar criaturas invasoras proyectándolas a una condición que paradójicamente les da existencia universal a la vez que las sitúa en el otro extremo del puente, donde ya no está el narrador que ha soltado la burbuja de su pipa de yeso. Quizá sea exagerado afirmar que todo cuento breve plenamente logrado, y en especial los cuentos fantásticos, son productos neuróticos, pesadillas o alucinaciones neutralizadas mediante la objetivación y el traslado a un medio exterior al terreno neurótico; de todas maneras, en cualquier cuento breve memorable se percibe esa polarización, como si el autor hubiera querido desprenderse lo antes posible y de la manera más absoluta de su criatura, exorcizándola en la única forma en que le era dado hacerlo: escribiéndola.





8. Temas significativos.





(...) Miremos la cosa desde el ángulo del cuentista y en este caso, obligadamente, desde mi propia versión del asunto. Un cuentista es un hombre que de pronto, rodeado de la inmensa algarabía del mundo, comprometido en mayor o menor grado con la realidad histórica que lo contiene, escoge un determinado tema y hace con él un cuento. Este escoger un tema no es tan sencillo. A veces el cuentista escoge, y otras veces siente como si el tema se le impusiera irresistiblemente, lo empujara a escribirlo. En mi caso, la gran mayoría de mis cuentos fueron escritos -cómo decirlo- al margen de mi voluntad, por encima o por debajo de mi conciencia razonante, como si yo no fuera más que una médium por el cual pasaba y se manifestaba una fuerza ajena. Pero esto, que puede depender del temperamento de cada uno, no altera el hecho esencial y es que en un momento dado hay tema, ya sea inventado o escogido voluntariamente, o extrañamente impuesto desde un plano donde nada es definible. Hay tema, repito, y ese tema va a volverse cuento. Antes de que ello ocurra, ¿qué podemos decir del tema en sí? ¿Por qué ese tema y no otro? ¿Qué razones mueven consciente o inconscientemente al cuentista a escoger un determinado tema.



A mí me parece que el tema del que saldrá un buen cuento es siempre excepcional, pero no quiero decir con esto que un tema debe ser extraordinario, fuera de lo común, misterioso o insólito. Muy al contrario, puede tratarse de una anécdota perfectamente trivial y cotidiana. Lo excepcional reside en una cualidad parecida a la del imán; un buen tema atrae todo un sistema de relaciones conexas, coagula en el autor, y más tarde en el lector, una inmensa cantidad de nociones, entrevisiones, sentimientos y hasta ideas que flotaban virtualmente en su memoria o su sensibilidad; un buen tema es como un sol, un astro en torno al cual gira un sistema planetario del que muchas veces no se tenía conciencia hasta que el cuentista, astrónomo de palabras, nos revela su existencia. O bien, para ser más modestos y más actuales a la vez, un buen tema tiene algo de sistema atómico, de núcleo en torno al cual giran los electrones; y todo eso, al fin y al cabo, ¿no es ya como una proposición de vida, una dinámica que nos insta a salir de nosotros mismos y a entrar en un sistema de relaciones más complejo y más hermoso?





(...) Sin embargo, hay que aclarar mejor esta noción de temas significativos. Un mismo tema puede ser profundamente significativo para un escritor, y anodino para otro; un mismo tema despertará enormes resonancias en un lector, y dejará indiferente a otro. En suma, puede decirse que no hay temas absolutamente significativos o absolutamente insignificantes. Lo que hay es una alianza misteriosa y compleja entre cierto escritor y cierto tema en un momento dado, así como la misma alianza podrá darse luego entre ciertos cuentos y ciertos lectores.





(...) Y ese hombre que en un determinado momento elige un tema y hace con él un cuento será un gran cuentista si su elección contiene -a veces sin que él lo sepa conscientemente- esa fabulosa apertura de lo pequeño hacia lo grande, de lo individual y circunscrito a la esencia misma de la condición humana. Todo cuento perdurable es como la semilla donde está durmiendo el árbol gigantesco. Ese árbol crecerá entre nosotros, dará su sombra en nuestra memoria.





http://www.ciudadseva.com/textos/teoria/opin/cortaz2.htm

domingo, noviembre 22, 2009

Baruch Spinoza, filósofo

Baruch Spinoza es un filósofo que me interesa. Así que este poema de Jorge Luis Borges acerca de él es una verdadera mina para mí. Cada palabra un referencia que abre nuevas puertas al conocimiento acerca de este maestro del pensamiento humano.

SPINOZA
Las traslúcidas manos del judío
Labran en la penumbra los cristales
Y la tarde que muere es miedo y frío.
(Las tardes a las tardes son iguales.)
Las manos y el espacio de jacinto
Que palidece en el confín del Ghetto
Casi no existen para el hombre quieto
Que está soñando un claro laberinto.
No lo turba la fama, ese reflejo
De sueños en el sueño de otro espejo,
Ni el temeroso amor de las doncellas.
Libre de la metáfora y del mito
Labra un arduo cristal: el infinito
Mapa de Aquel que es todas Sus estrellas.

Jorge Luis Borges
http://www.literatura.us/borges/elotro.html

domingo, noviembre 01, 2009

Contra la barbarie carcelaria

http://www.proceso.com.mx/impreso_articulo.php?articulo=149872


Querétaro y la barbarie carcelaria
JAVIER SICILIA
Desconcertada ante la violencia desatada por un gobierno inepto y una sociedad devorada por la economía y el consumo, una buena parte de la sociedad y de la clase política cree que para erradicarla se necesita una violencia tan extrema como la que despliega el crimen, es decir, una vuelta a la ley del talión, un endurecimiento de la ley y del castigo ejemplar. Esta política, cuyos resultados –el video que recientemente se nos presentó sobre los sucesos de Nayarit es un horrible ejemplo de ello– son la humillación, la violencia vengativa y el despliegue innecesario del poder –en síntesis, la antítesis de la justicia y de los derechos del hombre–, están instaurando la barbarie y la contraproductividad en nuestro país.Los Cereso, contraviniendo su nombre –Centros de Readaptación Social–, se han convertido en sitios para la venganza y la humillación, sitios donde la violencia legal da rienda suelta a la impotencia y el odio de una ciudadanía asediada por el crimen.La actual administración de los Cereso de Querétaro es un ejemplo de ello. Hasta recientes fechas, es decir, hasta el cambio de administración que llegó con el nuevo gobierno, esos Cereso estaban administrados por el ingeniero Juan José Pedraza, un hombre que, a diferencia de la mayoría de los administradores carcelarios del país, cree en la vocación que el sistema penitenciario lleva en su nombre. Desde su llegada, en 2004, se abocó a la tarea de hacer de esos Cereso verdaderos centros de readaptación: contra el control, la disciplina; contra la orden y el temor, la construcción de valores.“Trabajamos –declaró en una entrevista (Conspiratio 01, septiembre-octubre 2009) con lo que llamamos ‘energía ligada’, que (contraria a la ‘energía móvil’, la de la orden y el control) (…) se orienta hacia la disciplina que busca la ‘energía autónoma’”, es decir, la construcción de la responsabilidad en el interno. Para ello desarrolló un programa basado en el deporte, el teatro, la lectura, la poesía, la dignificación alimentaria, la confianza, etcétera, con el que obtuvo resultados magníficos en el orden de la dignificación y la readaptación social (véase la entrevista citada y el Sistema de readaptación social en el estado de Querétaro). Por desgracia, la lógica de la barbarie sobre el débil y el réprobo, que ha acompañado a la venganza a lo largo de la historia y que en nuestro país se ha vuelto la temperatura de las buenas conciencias, lo vio muy mal. Los ataques al trabajo de Pedraza han conducido, con el cambio de administración, no sólo a un retorno a la barbarie penitenciaria, sino a la venganza sobre aquellos internos que colaboraron estrechamente con el programa de Pedraza y son un ejemplo de sus logros. Cinco internos, a los que conozco y de los cuales puedo dar fe de su readaptación, buen comportamiento, trabajo creativo y servicio a la comunidad –Sergio Velarde Muro, Paulo Ortiz Villalpando, Luis Eduardo Lozano Alegría, Manuel García Ibarra (El Chino) y Faustino Ayala Guillén– han sido enviados, sin motivo alguno, por una simple venganza y abuso de poder, al “módulo cerrado”, es decir, al módulo de los criminales violentos y endurecidos. Despojados de su humanidad, de su dignidad de hombres que han transformado sus vidas; sometidos a todo tipo de humillaciones, controles y órdenes gritadas a cada momento, estos hombres son un ejemplo de adónde nos están conduciendo la exaltación de la barbarie y el ánimo de venganza. Esta realidad es atroz, destruye la escala de valores y comienza a considerar el endurecimiento de la violencia legal como un bien. Cada vez más –la nueva administración de los Cereso de Querétaro lo muestra–, en medio de la violencia que nos rodea –sea de los criminales o del gobierno, es decir, ilegal o legal–, hay más hombres y mujeres que, ya sea por ambición, por una especie de idolatría ante la justicia ciega del talión, porque confunden la firmeza de alma con la insensibilidad o porque, como Eichmann, carecen de imaginación, se acomodan muy bien a la barbarie, la ven con indiferencia y como un instrumento útil para dignificar la abstracción llamada sociedad.Es necesario, en nombre de la dignidad, del respeto a la verdadera justicia y a la readaptación, que esos hombres, injusta y vengativamente castigados, sean sacados de los “módulos cerrados” y devueltos a la dignidad y al estatus humano que habían alcanzado. Yo lo pido, lo exijo como hombre y ciudadano de este país. De lo contrario, la justicia en los Cereso de Querétaro será una continuación del crimen que quiere erradicar. Simone Weil escribía que “Un Estado bajamente civilizado puede llevar a aquellos que somete, a esa descomposición moral que (...) destruye brutal y definitivamente la continuidad de la vida espiritual”. Nunca enfrentaremos civilizadamente el horror del crimen con la injusticia y la venganza. Sólo lo haremos creando, como lo hizo Pedraza, métodos que se corresponden con la justicia y la dignidad de lo humano. Una justicia que niega esto será siempre una justicia bárbara que, como las consecuencias de la ley del talión, nos dejará un día a todos ciegos y baldados.Además opino que hay que respetar los Acuerdos de San Andrés, liberar a todos los zapatistas presos, derruir el Costco-CM del Casino de la Selva, esclarecer los crímenes de las asesinadas de Juárez, sacar a la Minera San Xavier del Cerro de San Pedro, liberar a los presos de Atenco y de la APPO, y hacer que Ulises Ruiz salga de Oaxaca.

miércoles, julio 29, 2009

Música suave, de Roberto Carlos

























Música suave
De Roberto Carlos

Si7 Mi
Qué bueno que comenzó,
Sol sost7
esta música suave.
Do sost.m
Contigo me gusta bailar
mi mi7
como en el pasado,
La la m
bailando así
Mi do sost.7
te puedo tener en mis brazos
Fa sost.7
y luego sentir
tu cuerpo pegado
Si7
tu corazón latiendo,
apretado en mi pecho


Mi
y mejilla a mejilla los dos
Sol sost.7
me invita a decir,
Do sost.m
cosas que otras parejas
Mi mi7
no deben oír,
La la m
abrázame fuerte
Mi
no te importe
Do sost.7
si miran los demás
Fa sost.7
que bien si esta música
Si7 mi
no terminara jamás.


Solo


La la m
Abrázame fuerte
Mi
no te importe
Do sost.7
si miran los demás
Fa sost.7
que bien si esta música
Si7 mi
no terminara jamás.

Que bien si esta música
no terminara jamás.




29 julio 2009

(versión de aft)

lunes, julio 20, 2009

Michoacán. Juan Colorado cabalga en su cuaco el Huracán

Juan Colorado
De Alfonso Esparza Oteo y F. Bermejo
Versión de Lucha Reyes

http://www.youtube.com/watch?v=h-a36ep9hg4


Re - La 7
Juan Colorado me llamo
Y soy señores de Michoacán
y hasta los más salidores
al mirarme mustios se van
traigo en mi cuaco una silla
que es de cuero, plata y marfil
y dos pistolas al cinto
para aquel que no entre al redil.

Que viva mi tierra Michoacán
y denme charanda pa’ brindar
que Juan Colorado aquí está ya
montado en su cuaco el Huracán


Por las montañas y valles
Con mi cuaco cruzo veloz
y en cada pueblo que paso
dejo siempre vivo un amor
Cuando me encuentro un resuelto
Que de frente que'ra pelear
Con mi pistola o machete
Por mi suerte yo he de ganar

que viva mi tierra Michoacán
y denme charanda pa’ brindar
que Juan Colorado ya se va
montado en su cuaco el Huracán


Ya se va Juan Colorado
ya los vino aquí a saludar
y el que me busque me encuentra
por el rumbo de Apatzingán
siempre buscando aventuras
voy deseoso con ciego afán
por esos campos unidos
de mi tierra que es Michoacán



que viva mi tierra Michoacán
y denme charanda pa’ brindar
que Juan Colorado ya se va
montado en su cuaco el Huracán
que viva mi tierra Michoacán
y denme charanda pa’ brindar
que Juan Colorado ya se va
montado en su cuaco el Huracán


(transcripción del blog)
20 julio 2009

jueves, marzo 19, 2009

Eraserhead, de David Lynch




Quizá El Muro, de Jean Paul Sartre, o Esperando a Godot, de Samuel Becket; El Proceso, o La Metamorfosis, de F. Kafka, Cabeza Borradora, la película de David Lynch, es una continuación de ese discurso amargo, ácido, grotesco, a veces asqueroso, una ventilación del subconsciente. Y puede estar en cualquier lugar y momento, junto a nosotros, como una compañía molesta, pero inseparable. Emitiendo su chillido, su mensaje, lo que nos quiere decir así tal cual. Es nuestra Cabeza Borradora, la que termina en goma para lápiz.





El parido a sí mismo. Semi aborto proyectado, eyectado al espacio como una masa tridimensional, repugnante, babeante, con una mirada densa, pesada, burlona, sádica. La cara del personaje: siempre angustiada, muy industrial, muy de las cloacas de las ciudades del gran capital llenas de podredumbre. En ese sentido le hallo conexión también con Charles Dickens. Los despojos de las ciudades, los cinturones de miseria a donde la riqueza de los self made man no llegó. También Charles Chaplin pasea en los pantalones de brincacharcos de nuestro personaje central Henry Spencer, así como un aroma a Tiempos Modernos y su dura crítica a la mecanización del individuo y la sociedad en trabajos inhumanos y explotados.





Cabeza Borradora hace brotar por todas partes conexiones que palpan la zona profunda en donde se origina todo. A veces me preguntaba de qué manera se reflejaba la meditación de toda una vida, de David Lynch, en su trabajo. Y hoy, de pronto, casi lo descubro. Por eso está cosido por todas partes el inconsciente colectivo de muchas referencias artísticas, estéticas, filosóficas, que se concretan, se materializan, en formas aparentemente sin sentido, oníricas, surrealistas, psicóticas.



La vuelta, la metáfora de la metáfora. El holograma. La Cabeza Borradora en la que uno puede reconocerse, ¿ quién no ha matado a su propia máscara alguna vez? y el enigmático papel de las mujeres. Esta película guarda en germen todos los patrones que luego veremos desrrollados en sus siguientes filmes. Y en ellos valdría la pena investigar qué se ha dicho acerca de la representación de lo femenino en estas obras.


Me parece que Cabeza borradora también contiene elementos de La edad de Oro y El Perro Andaluz. Sobre todo en lo onírico y absurdo de algunos pasajes. Sueños entre otros sueños, como los soñadores de Don Juan y Carlos Castaneda. Es un hilo con trama cognoscible, discernible, pero también mística, mágica, nahualesca, misteriosa. Eraserhead está en el primer punto que alumbra el sol en el horizonte, caminando en la frontera con las pesadillas, pariendo sueños en el cielo, abrazado a ángeles no convencionales.


















































jueves, enero 01, 2009

Buen Viaje

Buen Viaje

canta: Gloria Lasso


No merece la pena llorar porque te vas
quien te quiere esperándote está.
De mi parte le das flores de mi jardín,
no la odio, ya ves, para qué.

Buen viaje, buen viaje,
pues el sol brillará igual sin ti;
no te vuelvas atrás de este paso que das,
buen viaje y no vuelvas jamás.

Casi tiemblo al mirate
quiero que seas feliz,
me han contado que sufre por ti.

Y también, ya lo ves, me han venido a contar,
que con ella te vas a casar.

Buen viaje, buen viaje,
tu cariño por mí: guárdalo,
aunque sé que la quieres y la vas a besar,
nada temas, pues, no voy a llorar.

lunes, septiembre 15, 2008

Natural Mystic

(escucha esta belleza de rola en http://www.youtube.com/watch?v=3VRGANguGQE)



Theres a natural mystic blowing through the air;


If you listen carefully now you will hear.


This could be the first trumpet,


might as well be the last:


Many more will have to suffer,Many more will have to die - dont ask me why.





Things are not the way they used to be,


I wont tell no lie;


One and all have to face reality now.


though Ive tried to find the answer to all the questions they ask.


though I know its impossible to go livin through the past


-Dont tell no lie.





Theres a natural mystic blowing through the air -


Cant keep them down -I


f you listen carefully now you will hear.


Theres a natural mystic blowing through the air.


This could be the first trumpet, might as well be the last:


Many more will have to suffer,Many more will have to die - dont ask me why.





Theres a natural mystic blowing through the air -I wont tell no lie;


If you listen carefully now you will hear:


Theres a natural mystic blowing through the air.


Such a natural mystic blowing through the air;





Theres a natural mystic blowing through the air;


Such a natural mystic blowing through the air;


Such a natural mystic blowing through the air;


Such a natural mystic blowing through the air.






Natural Mystic

Hay un misticismo natural que sopla a través del aire;



Si escuchas atentamente ahora oirás.



Esta podría ser la primera trompeta, así como podría ser la última



Muchos más tendrán que sufrir,



Muchos más tendrán que morir - No me pregunten por qué.



Las cosas no son de la forma en que solían ser



No diría mentiras;



Todos y cada uno tienen que afrontar la realidad ahora.



aunque he tratado de encontrar la respuesta a todas las preguntas que hacen.



aunque sé que es imposible vivir del pasado



no digan mentiras.



Hay un misticismo natural que sopla a través del aire



no puedes ignorarlo



Si escuchas atentamente ahora oirás.



Hay un misticismo natural que sopla a través del aire.



Esta podría ser la primera trompeta, así como podría ser la última:



Muchos más tendrán que sufrir,



Muchos más tendrán que morir - No me pregunten por qué.



Hay un misticismo natural que sopla a través del aire



No diría mentiras



Si escuchas atentamente ahora se escuchará:



Hay un misticismo natural que sopla a través del aire.



Esa mística natural que sopla a través del aire



Hay un misticismo natural que sopla a través del aire



Esa mística natural que sopla a través del aire



Esa mística natural que sopla a través del aire



Esa mística natural que sopla a través del aire.

miércoles, julio 16, 2008

Jorge Ibargüengoitia/ La ley de Herodes

La ley de Herodes

Jorge Ibargüengoitia(Guanajuato, México, 1928 - Madrid, 1983)

Sarita me sacó del fango, porque antes de conocerla el porvenir de la Humanidad me tenía sin cuidado. Ella me mostró el camino del espíritu, me hizo enten­der que todos los hombres somos iguales, que el único ideal digno es la lucha de clases y la victoria del pro­letariado; me hizo leer a Marx, a Engels y a Carlos Fuentes, ¿y todo para qué? Para destruirme después con su indiscreción. No quiero discutir otra vez por qué acepté una beca de la Fundación Katz para ir a estudiar en los Estados Unidos. La acepté y ya. No me importa que los Estados Unidos sean un país en donde existe la explotación del hombre por el hombre, ni tam­poco que la Fundación Katz sea el ardid de un capitalista (Katz) para eludir impuestos. Solicité la beca, y cuando me la concedieron la acepté; y es más, Sarita también la solicitó v también la aceptó. ¿Y qué? Todo iba muy bien hasta que llegamos al examen médico... No me atrevería a continuar si no fuera porque quiero que se me haga justicia. Necesito jus­ticia. La exijo. Así que adelante... La Fundación Katz sólo da becas a personas fuertes como un caballo y el examen médico es muy riguroso. No discutamos este punto. Ya sé que este examen médico es otra de tantas argucias de que se vale el FBI para investigar la vida privada de los mexica­nos. Pero adelante. El examen lo hace el doctor Philbrick, que es un yanqui que vive en las Lomas (por supuesto), en una casa cerrada a piedra y cal y que cobra... no importa cuánto cobra, porque lo pagó la Fundación. La enfermera, que con seguridad traicionó la Causa, puesto que su acento y rasgos faciales la delatan como evadida de la Europa Libre, nos dijo a Sarita y a mí, que a tal hora tomáramos tantos más cuantos gramos de sulfato de magnesia y que nos presentáramos a las nueve de la mañana si­guiente con las “muestras obtenidas” de nuestras dos funciones.? ¡Ah, qué humillación) ¡Recuerdo aquella noche en mi casa, buscando entre los frascos vacíos dos adecuados para guardar aquello! ¡Y luego, la noche en vela esperando el momento oportuno! ¡Y cuando llegó, Dios mío, qué violencia! (Cuando exclamo Dios mío en la frase anterior, lo hago usando de un recurso literario muy lícito, que nada tiene que ver con mis creen­cias personales.)? Cuando estuvo guardada la primer muestra, volví a la cama y dormí hasta las siete, hora en que me levanté para recoger la segunda. Quiero hacer no­tar que la orina propia en un frasco se contempla con incredulidad; es un líquido turbio (por el sul­fato de magnesia) de color amarillo, que al cerrar el frasco se deposita en pequeñas gotas en las pa­redes de cristal. Guardé ambos frascos en sucesivas bolsas de papel para evitar que alguna mirada penetrante adivinara su contenido.? Salí a la calle en la mañana húmeda, y caminé sin atreverme a tomar un camión, apretando con­tra mi corazón, como San Tarsicio Moderno, no la Sagrada Eucaristía, sino mi propia mierda. (Esta me­táfora que acabo de usar es un tropo al que llegué arrastrado por mi elocuencia natural y es indepen­diente de mi concepto del hombre moderno.) Por la Reforma llegué hasta la fuente de Diana, en donde esperé a Sarita más de la cuenta, pues habla tenido cierta dificultad en obtener una de las nuestras. Llegó como yo, con el rostro desencajado y su envoltorio contra el pecho. Nos miramos fijamente, sin decirnos nada, conscientes como nunca de que nuestra dignidad humana había sido pisoteada por las exigencias arbitrarias de una organización típicamente capitalista. Por si fuera poco lo anterior, cuando llegamos a nuestro destino, la mujer que había traicionado la Causa nos condujo al laboratorio y allí desenvolvió los frascos ¡delante de los dos! y les puso etiquetas. Luego, yo entré en el despacho del doctor Philbrick y Sarita fue a la sala de espera.? Desde el primer momento comprendí que la inten­ción del doctor Philbrick era humillarme. En primer lugar, creyó, no sé por qué, que yo era ingeniero agrónomo y por más que insistí en que me dedicaba a la sociología, siguió en su equivocación; en segundo, me hizo una serie de preguntas que salen sobrando ante un individuo como yo, robusto y saludable física v mentalmente: ¿qué caso tiene preguntarme si he tenido neumonía, paratifoidea o gonorrea? Y apuno mis respuestas, dizque minuciosamente, en unas hojas que le había mandado la Fundación a propósito. Luego vino lo peor. Se levantó con las hojas en la mano y me ordenó que lo siguiera. Yo lo obedecí. Fuimos por un pasillo oscuro en uno de cuyos lados había una serie de cubículos, y en cada uno de ellos, una mesa clínica y algunos aparatos. Entramos en un cubículo: él corrió la cortina y luego, volviéndose hacia mí, me ordenó despóticamente: “Desvístase.” Yo obedecí, aunque ya mi corazón me avisaba que algo terrible iba a suceder. Él me examinó el cráneo aplicándome un diapasón en los diferentes huesos; me metió un foco por las orejas y miró para adentro; me puso un reflector ante los ojos y observó cómo se contraían mis pu­pilas y, apuntando siempre los resultados, me oyó el corazón, me. hizo saltar doscientas veces y volvió a oírlo; me hizo respirar pausadamente, luego, contener la respiración, luego, saltar otra vez doscientas veces. Apuntaba siempre. Me ordenó que me acostara en la cama y cuando obedecí, me golpeó despiadadamente el abdomen en busca de hernias, que no encontró; luego, tomó las partes más nobles de mi cuerpo y a jalones las extendió como si fueran un pergamino, para mirarlas como si quisiera leer el plano del tesoro. Apuntó, otra vez. Fue a un armario y tomando algodón de un rollo empezó a envolverse con él dos dedos. Yo lo miraba con mucha desconfianza.? —Hínquese sobre la mesa —me dijo.? Esta vez no obedecí, sino que me quedé mirando aquellos dos dedos envueltos en algodón. Entonces, me explicó:? —Tengo que ver si tiene usted úlceras en el recto.? El horror paralizó mis músculos. El doctor Philbrick me enseñó las hojas de la Fundación que decían efectivamente “úlceras en el recto”; luego, sacó del armario un objeto de hule adecuado para el caso, e introdujo en él los dedos envueltos en algodón. Comprendí que había llegado el momento de tomar una decisión: o perder la beca, o aquello. Me snbí a la mesa y me hinqué.? —Apoye los codos sobre la mesa.? Apoyé los codos sobre la mesa, me tapé las orejas, cerré los ojos y apreté las mandíbulas. El doctor Philbrick se cercioró de que yo no tenía úlceras en el recto. Después, tiró a la basura lo que cubriera sus dedos y salió del cubículo, diciendo: “Vístase.”? Me vestí y salí tambaleándome. En el pasillo me encontré a Sarita ataviada con una especie de man­dil, que al verme (supongo que yo estaba muy mal) me preguntó qué me pasaba.? —Me metieron el dedo. Dos dedos.? —¿Por dónde?? —¿Por dónde crees, tonta?? Fue una torpeza confesar semejante cosa. Fue la causa de mi desprestigio. Llegado el momento de las úlceras en el recto, Sarita amenazó al doctor Philbrick con llamar a la policía si intentaba revisarle tal parte; el doctor, con la falta de determinación propia de los burgueses, la dejó pasar como sana, y ella, haciendo a un lado las reglas más elementales del compañerismo, salió de allí y fue a contarle a todo el mundo que yo me había doblegado ante el imperialismo yanqui.


http://www.literatura.us/jorge/herodes.html

también revisar http://www.jornada.unam.mx/2000/02/18/cul1.html película La ley de Herodes de Luis Estrada.´Crítica.

sábado, julio 12, 2008

Boom de escritores japoneses



Kazuo Ishiguro. foto tomada de wikipedia

Parece haber en el mercado de la literatura una explosión de escritores japoneses o de ese origen. Desde un, todavía sometido a juicio, Murakami, hasta los ya consagrados como Y. Kawabata, Kenzaburo Oé, R. Akutagawa, K. Ishiguro. Curiosamente no sé porqué razón no pienso en Yukio Mishima al enumerar a estos escritores.( Y no porque no me agrade. Al contrario. Qué tal la obra maestra: Confesiones de una máscara).

De cada uno me gustaría recomendar cuando menos la lectura de un libro. Seguro que los conducirá por caminos todavía insospechados.

De Yasunari Kawabata, La casa de las bellas durmientes;
de Ryūnosuke Akutagawa, Rashomon;
de Kenzaburo Oé, Cartas a los años de nostalgia;
de Kazuo Ishiguro, Nunca me abandones;
de Haruki Murakami, Tokio Blues (que no he leído)

La literatura os hará volar en el petate mágico.

felices letras.

miércoles, junio 25, 2008

BB







estan invitados cordialmente a visitar http://francotiscareno.hi5.com/
galería de Brigitte Bardot

en donde serán bienvenidos.
saludos

Brigitte Bardot






Brigitte Bardot

jueves, mayo 01, 2008

Día internacional del trabajo

Sacco y Vanzetti http://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/e/e4/Sacco%26Vanzetti2.jpg




El día mundial del trabajo. Qué palabra, el sistema la ha convertido en hueca y vacía, quizá , cuando mucho, en un día de puente, un día de relax, un día de inconciencia. Siendo que sin duda es el trabajo lo que nos hace específicamente humanos. Pero, qué clase de trabajo, ¿ el trabajo enajenado, explotado, para que unos pocos se enriquezcan y se hinchen las panzas a costillas de otros millones ultrajados? O, el trabajo que enriquece a todos tanto materialmente, como en ideas, sentimientos, y en espíritu.

Detrás del espectro de lo que queda del actual día del trabajo, ¿qué hay? ¿qué hubo? ¿Qué lo conformó? Cuando menos habría que consultar el wikiburro http://es.wikipedia.org/wiki/D%C3%ADa_Internacional_de_los_Trabajadores, reflexionar al ver una película : Sacco y Vanzetti, y empáticamente colocarse en el lugar de los actores de las gestas históricas que impulsaron todos aquellos obreros de los que desconocemos sus nombres, para fortalecernos y el día de hoy seguir impulsando el movimiento revolucionario de los trabajadores y la defensa y desarrollo de nuestros derechos humanos y laborales: educación, capacitación, ganancia, riqueza social, democracia, justicia, salud, trabajo, solidaridad y ocio. Vivan los obreros, vivan los trabajadores, abajo la explotación.