jueves, marzo 19, 2009

Eraserhead, de David Lynch




Quizá El Muro, de Jean Paul Sartre, o Esperando a Godot, de Samuel Becket; El Proceso, o La Metamorfosis, de F. Kafka, Cabeza Borradora, la película de David Lynch, es una continuación de ese discurso amargo, ácido, grotesco, a veces asqueroso, una ventilación del subconsciente. Y puede estar en cualquier lugar y momento, junto a nosotros, como una compañía molesta, pero inseparable. Emitiendo su chillido, su mensaje, lo que nos quiere decir así tal cual. Es nuestra Cabeza Borradora, la que termina en goma para lápiz.





El parido a sí mismo. Semi aborto proyectado, eyectado al espacio como una masa tridimensional, repugnante, babeante, con una mirada densa, pesada, burlona, sádica. La cara del personaje: siempre angustiada, muy industrial, muy de las cloacas de las ciudades del gran capital llenas de podredumbre. En ese sentido le hallo conexión también con Charles Dickens. Los despojos de las ciudades, los cinturones de miseria a donde la riqueza de los self made man no llegó. También Charles Chaplin pasea en los pantalones de brincacharcos de nuestro personaje central Henry Spencer, así como un aroma a Tiempos Modernos y su dura crítica a la mecanización del individuo y la sociedad en trabajos inhumanos y explotados.





Cabeza Borradora hace brotar por todas partes conexiones que palpan la zona profunda en donde se origina todo. A veces me preguntaba de qué manera se reflejaba la meditación de toda una vida, de David Lynch, en su trabajo. Y hoy, de pronto, casi lo descubro. Por eso está cosido por todas partes el inconsciente colectivo de muchas referencias artísticas, estéticas, filosóficas, que se concretan, se materializan, en formas aparentemente sin sentido, oníricas, surrealistas, psicóticas.



La vuelta, la metáfora de la metáfora. El holograma. La Cabeza Borradora en la que uno puede reconocerse, ¿ quién no ha matado a su propia máscara alguna vez? y el enigmático papel de las mujeres. Esta película guarda en germen todos los patrones que luego veremos desrrollados en sus siguientes filmes. Y en ellos valdría la pena investigar qué se ha dicho acerca de la representación de lo femenino en estas obras.


Me parece que Cabeza borradora también contiene elementos de La edad de Oro y El Perro Andaluz. Sobre todo en lo onírico y absurdo de algunos pasajes. Sueños entre otros sueños, como los soñadores de Don Juan y Carlos Castaneda. Es un hilo con trama cognoscible, discernible, pero también mística, mágica, nahualesca, misteriosa. Eraserhead está en el primer punto que alumbra el sol en el horizonte, caminando en la frontera con las pesadillas, pariendo sueños en el cielo, abrazado a ángeles no convencionales.